Estos principios que ayudan y orientan la práctica médica fueron definidos en 1979 por los bioeticistas Tom L. Bauchamp y James F. Children; estos son:
• La no maleficencia: si no podemos beneficiar a alguien, tampoco debemos dañarlo. Es el primum non nocere de Hipócrates. Este principio exige al médico el deber de evitar cualquier acción u omisión que cause daño.
• La beneficencia: este principio implica que los pacientes reciban el mejor trato y tratamiento posible para recuperar su salud y su calidad de vida. Pretende una pronta recuperación y le exige al médico buscar el beneficio del paciente otorgándole la mejor terapia, la mejor intervención si la requiere y el medicamento más eficaz. Ello implica valores en el médico como la empatía, la solidaridad y la sensibilidad.
• La justicia: independientemente de nuestra raza, sexo, color, condición económica o preferencia sexual todos, absolutamente todos, tenemos el derecho a la igualdad de oportunidades y acceso a la salud. Este principio reclama un trato y una atención igualitaria a todas las personas. Procura que el médico y las instituciones de salud distribuyan de manera igualitaria y equitativa los servicios y recursos médicos.
• La autonomía: el derecho de uno mismo a decidir y elegir por sí mismo. La persona decide sobre la mejor manera de sujetarse a un tratamiento o a una serie de acciones en beneficio o no de su propia salud. Este principio prohíbe tratamientos peligrosos sin consentimiento.
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